La vida brinda momentos especiales, sobre todo aquellos que involucran a la playa
Un aspecto importante de la historia de Llolleo es su playa (qué técnicamente está 1 km al norte de su límite con Barrancas desde el estero El Sauce). Ubicada entre el puerto, humedal Ojos de Mar, Parque DYR y desembocadura de Maipo, en el siglo XX fue un destino que gozó de una considerable popularidad.
Sin fecha de fundación oficial Llolleo se gestó rápidamente como localidad desde la llegada del tren en la segunda década del siglo pasado. Su paisaje, clima y diseño de ciudad jardín con amplias avenidas le permitió ser destacado como balneario en guías turísticas nacionales. Se levantaron cómodos hoteles y chalets. A su bella estación de tren llegaban miles de visitantes de la zona central del país que en época estival escapan del calor de los valles.
Ir a la Playa Llolleo era un clásico del verano. Qué mejor que sentir la arena en los pies, aire marino en la cara o escuchar romper las olas. Muchos la eligieron como su refugio estival favorito.
Fue uno de los lugares más populares de San Antonio, un concurrido punto de encuentro. Ideal para ir en familia. Había salvavidas, vestuarios, comercios, paseos a caballo. En la entrada florecía el popular Camping de Llolleo.
A fines de los 80s los niveles de contaminación provenientes del río Maipo y del emisario hicieron que dejara de ser oficialmente habilitada. La gente se fue a otras playas. Vinieron tres décadas de olvido. Pero la playa sobrevivió.
Hoy renace. En los últimos años cada vez llegan más personas a disfrutar de ella. Santiago y Melipilla ahora tienen plantas de tratamiento de aguas servidas por tanto el río Maipo ya no llega a la desembocadura con la calidad de antaño.
Oficialmente no está habilitada pero mucha gente ha concurrido a ella en los últimos veranos. El histórico balneario está en vías de renacer. Hay Playa Llolleo para rato. San Antonio no renuncia a recuperarla. Cada vez más gente la redescubre.
Después de la pandemia, las personas valoran más su salud y bienestar, y buscan espacios seguros y saludables donde relajarse y recargar energías. Aquí se consigue desconexión y desintoxicación digital ayudando a alejarse de estrés y rutina. Se accede desde el Parque DYR.
En el siglo XX fue el punto de encuentro y veraneo para miles de personas y aunque la contaminación de sus aguas alejó a la gente desde los 80s ahora el abandono queda atrás y la playa renace. Cada vez más personas regresan a ella.