Es una de las leyendas más famosas de San Antonio. Se cuenta que a inicios del siglo XX, cuando Llolleo recién se formaba, vivía feliz un matrimonio con sus tres hijos. Un día todo cambió. El marido trabajador enfermó y murió. La mujer, pese a que intentó salir adelante, terminó mendigando en la calle. Fue tanto el abandono que rogó a Dios para que ella y sus niños se convirtieran en piedra. Así terminaría su sufrimiento. De pronto, de la mujer y los pequeños no se supo más. Nadie pudo explicar.
Un día apareció una gran piedra con otras más pequeñas en lo alto de Llolleo. Hubo extrañeza. Se empezó a decir que esas rocas tenían el alma de la viuda y sus hijos. Mas extraño aún, se empezaron a contar situaciones de personas que escuchaban el grito lastimoso de la viuda y de otras que veían su fantasmagórica imagen recorriendo el barrio.
Con los años, el sector alto de Llolleo se urbanizó y la mítica piedra quedó al interior de un colegio (actual Escuela Cristo del Maipo).
Maribel R., vecina de Llolleo, contó a RB, su experiencia. “Siempre iba al Cristo, me gustaba ir allí, antes de que la seguridad se pusiera mala como ahora. Un par de veces vi que pasaron cosas raras, muy extrañas. La primera vez fue un día de tarde de 2009 estábamos con mi pololo y amigos en un sector de los faldeos del cerro con mucha vegetación, yendo hacia San Juan. Sentados en el pasto, de repente escuché la voz de unos niños. Al inicio no le tomé asunto, no andaba nadie, era un lugar muy apartado. Escuchamos el extraño grito de una mujer, como que llamaba a unos niños. Fue una sensación tétrica. Casi nos re morimos del susto, salimos corriendo ¡Casi rodamos cerro abajo, fue increíble! La segunda vez fue en 2016. Íbamos caminando cerca de los departamentos del sector El Cristo que construyeron hace poco. Íbamos por la ladera del cerro en dirección a San Juan, de repente viene una mujer con un bebé, tenía el pelo largo y negro, con unas ropas antiguas, muy arropada ¡Entonces vimos que se inclina y desaparece! ¡Quedamos locos! Miramos hacia todos lados y la mujer con el bebé nunca más se vio. Nunca más fuimos a ese sector”.