Historias de cueros son habituales en lagunas y esteros de muchos países. Se cuenta que atrapan a personas y las devoran sin posibilidad de escape.
Elvira, antigua vecina de Cerro Alegre, recuerda que en la década de 1950 con sus hermanos sacaban agua de la laguna y la iban a vender en tarritos al cementerio a la gente que dejaba flores. Su madre Carmen decía: “¡No se metan a la laguna porque se los come el cuero!”.
En el siglo XX la Laguna del Cementerio de San Antonio (también conocida como Laguna de Cerro Alegre) tenía agua durante todo el año. El sector estaba poco poblado y muchas familias iban allí a tenderse en el borde del cuerpo de agua y disfrutar del entorno de naturaleza.
Para asegurarse que los niños no se bañaran a escondidas con riesgo de ahogarse, los adultos les decían que había cueros, especie de criatura acuática de cuerpo aplanado parecida a una mantarraya, con pelos y tentáculos, que se acercaba a quien estuviera en la orilla o bañándose y en forma sigilosa los atrapaba, llevaba al fondo de la laguna y los devoraba. Así, muchos niños temían acercarse a las aguas de la laguna sin supervisión de sus mayores.
El mito dice, que estas criaturas habitan en numerosos lagos, lagunas, esteros y ríos del mundo, atacando a presas animales y en menor medida a seres humanos y embarcaciones.
Famoso es el episodio «The raft» de la película “Creepshow 2” (1987) donde unos adolescentes que se bañaban en una laguna son devorados por una criatura parecida a un cuero.