En 1969 se cumplió el sueño de Julio Verne

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El 20 de julio de 1969 la misión Apolo 11 de la NASA llegó a la luna con los astronautas Neil Armstrong, Edwin Aldrin y Michael Collins.
Chile hizo su aporte con rastreos satelitales en estaciones de Antofagasta y Peldehue, instaladas en 1959 y 1961 respectivamente. En 1968 Entel instaló en Longovilo, cerca de Melipilla, la primera antena de comunicaciones por satélite de Sudamérica. Esa súper antena de 30 metros sirvió para que los nacientes canales universitarios y estatal pudieran retransmitir en nuestro país, borrosa y en blanco y negro, la señal de la NASA de la llegada a la luna. Por Longovilo pasa la ruta 66, también conocida como Carretera de la Fruta, que conecta Pelequén (región de O’Higgins) con el puerto de San Antonio.
Así, los pocos chilenos que en esa época tenían televisor pudieron ver el momento clave que ocurrió a las 22:56 de Santiago y Houston, que compartían huso horario. Cuando Armstrong bajó del módulo y pisó la Luna (en el huso horario internacional, ya eran las 02:56 del 21 de julio). Diarios, radios, revistas y esos primeros canales de TV, cubrieron de forma exhaustiva el hecho histórico.
Faltaban tres años para que la televisión llegara a San Antonio. Así, los sanantoninos se mantuvieron atentos a las alternativas que ofrecía la radio, medio de comunicación masiva de la época.


La misión fue vigilada por la poderosa red de espionaje de la Unión Soviética. No había posibilidad de montajes. Fue reconocida por agencias científicas y de inteligencia soviéticas, rivales de los estadounidenses durante la Guerra Fría. Ellos hubieran sido los primeros en denunciar un fraude. Ese día los astronautas no estaban solos. A la misma hora una nave robot de la URSS también iba a alunizar para recolectar muestras de rocas -y de paso opacar la misión estadounidense- pero se estrelló.


Millones de personas en el mundo vieron la transmisión televisiva y escucharon la histórica frase de Armstrong “un paso pequeño para un hombre, un gran salto para la humanidad”. China y la URSS no transmitieron el alunizaje. En Moscú no fue la noticia más destacada del día, pero el diario Pravda la recogió, con frialdad, en páginas interiores. Igual los científicos soviéticos saludaron la hazaña sin escatimar elogios.
La carrera lunar contribuyó a avances en informática, medicina, diseño de materiales y análisis climatológico. El 40 por ciento de las cosas que usan hoy los humanos surgieron de esa misión.
La misión Apolo costó 25.000 millones de dólares de esa época, equivalentes a 150 mil millones de hoy. Unas 400.000 personas trabajaron en la iniciativa. El último vuelo tripulado a la luna, con la nave Apolo 17, fue en diciembre de 1972.
Cuando se cumplió el objetivo, EEUU recortó el presupuesto al costoso programa lunar, que no contaba con la aprobación mayoritaria de los contribuyentes.

Pocos gobiernos están dispuestos a gastar esa impresionante cantidad de dinero en misiones tripuladas al satélite. Sin embargo, EEUU planea alunizar nuevamente a fines de la década de 2020, China y Rusia también han anunciado planes de misiones propias, con nuevas tecnologías y sistemas innovadores. A ellos se les suman empresarios privados, como Elon Musk y Jeff Bezos, que quieren llevar sus naves privadas. Ya tienen sus primeros cohetes y trabajan en modelos para bajar el costo de los lanzamientos y hacerlos rentables.
También un 20 de julio, pero de 1976, la sonda espacial Viking 1 de la NASA aterrizaba en Marte. Fue la primera nave construida por el hombre en llegar a la superficie de ese planeta.

La estación satelital de Longovilo, cerca de San Antonio, sirvió para que la naciente TV nacional emitiera a las pocas ciudades chilenas con servicio televisivo la señal borrosa en blanco y negro del legendario primer alunizaje tripulado de la NASA.

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