A las 03.34 del 27 de febrero de 2010 un violento terremoto 8,8 Richter con epicentro frente a la costa de la región del Biobío afectaba a la zona centro sur del país. Fue percibido incluso en lugares como Buenos Aires y Sao Paulo.
El 80% de la población chilena, unos trece millones de habitantes, experimentó el poderoso temblor. El saldo fue de 525 fallecidos, 500 mil viviendas gravemente dañadas y dos millones de damnificados. El movimiento telúrico originó un tsunami que impactó con fuerza a la costa centro sur de Chile. Pocos minutos después del sismo el Centro de Alerta de Tsunamis del Pacífico generó una alerta para el Océano Pacífico. El terremoto es el segundo más intenso en la historia del país y uno de los más fuertes registrados en el mundo.
Se sintió con violencia en San Antonio, pero a diferencia del evento de 1985 el 27F no dejó a la comuna puerto en el suelo. Lo más trágico fue el tsunami que arrasó con el Camping de Llolleo. Algunos daños de importancia fueron el derrumbe de un conjunto de departamentos en lo alto de Barrancas que debieron ser derribados y reconstruidos y algunos edificios de Barrancas y Llolleo que pese a ser declarados con orden de demolición fueron eventualmente reparados. Los puentes Lo Gallardo y Llolleo experimentaron desniveles pero no colapsaron como en 1985.
Muchas réplicas de diversa magnitud ocurrieron en semanas siguientes, destacando la del 11 de marzo en momentos que se llevaba a cabo en Valparaíso la ceremonia presidencial de Cambio de Mando. Fue de 7,2 Richter en medio de un enjambre de fuertes sismos. Esa gran réplica generó evacuaciones masivas en las costas de Chile causando pánico en la población.
En 2015 se instaló un memorial 27F en el sector Tejas Verdes de Llolleo.
