“Me gané la confianza de mis clientes”

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Irene Corvalán, dueña de ferretería. Entrevista RB, mayo 2010.

¿Cuál es la clave para ser una mujer empresaria?

Lo primero es ser apasionada con lo que haces, debes creer en ti y en cualquier proyecto que emprendas, ser perseverante, fijarte metas y trabajar día a día por cumplirlas. Entender que la vida tiene adversidades y que uno tiene que afrontarlas y aprender de ellas.

¿Y para mantenerse vigente? 

Escuchar a la gente y sus necesidades, estar constantemente viendo que es lo nuevo en herramientas y/o artículos varios e incorporarlos en mi oferta.

¿Ha tenido muchos inconvenientes en su trabajo?

Si, en un principio lo más difícil fue ganarme la confianza de los clientes, ya que por ser una sociedad mayoritariamente machista y un rubro supuestamente creado para hombres, venderle una herramientas o repuestos a una persona machista es doblemente difícil, pero hoy con mucha satisfacción y orgullo, puedo decir que me he ganado la confianza, respeto y aprecio de muchos clientes, cosa que día a día me da fortaleza para seguir adelante a pesar de las adversidades.

A pesar de todo está satisfecha con su trabajo.

Me encanta mi trabajo. Me manejo con desplante y conocimiento. Lo disfruto, me siento realizada y lo mejor de todo es que me da la independencia que necesito para cumplir a cabalidad mis roles de empresaria, madre y mujer moderna.

¿Qué encontrará la gente en su empresa Casa de la Herramienta y Repuesto?

Mi gran valor agregado es el manejo que tengo sobre lo que hago, si un cliente lo necesita puede venir con un bosquejo de su necesidad y salir de mi tienda con todo lo necesario para llevar a cabo el proyecto, además de consejos y cómo implementarlo. Muchas veces me ha pasado que el cliente llega solicitando un repuesto para un artículo del cual no conoce marca ni modelo, pero a pesar de eso se lleva el repuesto correcto.

A esto súmale una buena atención y una gran variedad de productos y repuestos, muchas veces la gente ni siquiera sabe que su juguera o su cafetera tienen repuestos y cuando llegan a mi local lo encuentran y se van felices.

¿Por qué se dedicó a este rubro?

Mi madre fue quien inició el negocio en este rubro. Con mucho esfuerzo se instaló en el persa de San Antonio en un pequeño local de madera que para el terremoto del 85 se vino abajo. Gran parte de mi infancia y la de mis hermanos la pasamos viajando por trabajo, recorriendo las ferias religiosas más masivas de Chile. En 1994 me hice cargo del local ubicado en el persa de San Antonio y en 2003, después de tener a mi primer hijo, amplié el negocio. Luego en 2005, con mucha incertidumbre y temores, abrí el local de Avenida Centenario llamado “La Casa de la Herramienta”. Tras el reciente terremoto del 27F me vi obligada a concentrar todos mis productos y tiempo en el local de Avenida Centenario. Aquí pretendo mantener mi tradicional clientela y sumar nuevos clientes.

Es el legado de mi madre… ella  fue una mujer, muy pero muy luchadora y perseverante,  ella es mi ejemplo y desde el cielo me guía, cuida y acompaña. Me dolió mucho dejar el local que fue de mi madre el cual consideraba la herencia que me dejó en vida, pero en la vida a veces uno tiene que perder algo para crecer, dejar que las sigan su rumbo.

¿Un pasatiempo?

Tiempo no me queda mucho, cuando puedo voy a caminar cerca del mar, eso me da tranquilidad, me revitaliza y aprovecho que mis dos hijos disfruten de la playa, algo que me encantaría hacer es aprender a bucear.

¿Qué pueden aprender los hombres de las mujeres?

Madurar. Ser luchadores, aguerridos, poner hombro, corazón, pasión y razón en todo lo que emprenden y jugársela hasta el final. Ser autoexigentes y autocríticos.

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